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Indignación y preocupación en Kremlin por cumbre de la OTAN

En relación con el despliegue de armas de alcance largo de Estados Unidos en Alemania, la presidenta del Consejo de la Federación (Senado), Valentina Matviyenko, advirtió que, en caso de llevarse a cabo, la respuesta de Rusia será “dura y adecuada”.

Las noticias que llegaron en la madrugada de este jueves (por la diferencia de horas) desde Washington, donde los principales rivales de Rusia se dieron cita en la cumbre de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), generaron una mezcla de indignación y preocupación en el Kremlin. 

Estados Unidos y sus aliados tomaron decisiones que son “inaceptables” para Rusia, representan una “amenaza muy grave” a su seguridad nacional y requerirán una respuesta “dura y adecuada”, según coincidieron en expresar el vocero del Kremlin, Dimitri Peskov, la presidenta del Senado, Valentina Matviyenko, y el vicecanciller Serguei Riabkov, entre otros funcionarios rusos. 

“Es evidente que la alianza noratlántica –un instrumento de confrontación y no de paz y seguridad– tiene como uno de sus principales objetivos suprimir a Rusia, infligirle una derrota estratégica, lo que representa una amenaza muy grave para la seguridad nacional de nuestro país y nos obliga a analizar a fondo las decisiones que tomó y el contenido de su Declaración final”, resumió así el portavoz de la presidencia rusa, Dimitri Peskov, los resultados de la cumbre de la OTAN. 

Para el Kremlin “es inaceptable que la OTAN –y vemos que, de hecho, su infraestructura militar se desplaza constante y progresivamente hacia nuestras fronteras– se extienda al territorio de Ucrania. Siempre lo hemos dicho porque es una amenaza para nosotros, para nuestra existencia, para nuestra seguridad y, sin embargo, ahora la OTAN aprueba un documento que prevé la adhesión definitiva de Ucrania” a ese bloque, se indignó Peskov. 

Asimismo, el vocero, tras condenar que la OTAN quiera crear centros logísticos en puertos del mar Negro y abrir bases adicionales en Europa, reiteró que Rusia “está dispuesta y desea debatir todos los aspectos relacionados con la seguridad en Europa, con la seguridad de nuestro país y con las garantías de seguridad para otros países”. 

En relación con el despliegue de armas de alcance largo de Estados Unidos en Alemania, la presidenta del Consejo de la Federación (Senado), Valentina Matviyenko, advirtió que, en caso de llevarse a cabo, la respuesta de Rusia será “dura y adecuada”. 

Según Matviyenko, esos planes de Washington “son inaceptables” y Berlín “no tiene derecho” a emplazar en su territorio ese tipo de armas conforme a los documentos firmados al término de la Segunda Guerra Mundial. 

El vicepresidente primero del Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara Alta, Vladimir Dzhabarov, en declaraciones al canal de televisión Rossiya-24, sugirió que “Rusia debería instalar misiles en Corea del Norte, Cuba, Nicaragua y Venezuela”, siempre y cuando el Kremlin pueda ponerse de acuerdo con sus respectivos gobiernos. 

Por su parte, el viceministro de Relaciones Exteriores, Serguei Riabkov, dijo sobre el mismo tema de los misiles estadunidenses en Alemania que “sin nervios ni emociones diseñaremos, sobre todo, una respuesta militar a esta nueva amenaza”. Agregó el diplomático que “hace tiempo comenzaron las labores para preparar contramedidas y se lleva a efecto de manera sistemática”. 

Rusia ya hizo público que está revisando su doctrina nuclear, que fija los supuestos en que ese tipo de armas puede usarse y este viernes el Kremlin confirmó que también “está trabajando en elaborar otras contramedidas de disuasión bien pensadas, coordinadas y eficaces”. 

Hace poco, en medio de la creciente tensión entre Moscú y Washington y sus aliados, el presidente Vladimir Putin reveló que Rusia estaba considerando comenzar a fabricar misiles de corto y mediano alcance, similares a los que la Unión Soviética y Estados Unidos destruyeron en Europa como parte del pacto de misiles, tanto nucleares como convencionales, de entre 500 y 5 mil 500 kilómetros de alcance, firmado en 1987. 

La cumbre de la OTAN en Washington dejó varios desafíos a la seguridad de Rusia. En primer lugar, el compromiso asentado en la Declaración final de seguir apoyando a Ucrania “en su camino irreversible hacia su plena integración euroatlántica, incluida su membresía en la OTAN”. 

También la inminente llegada a los campos de batalla ucranios de los primeros cazas estadunidenses F-16 y la concesión este año de 40 mil millones de dólares adicionales a Ucrania en armamento que, entre otras modalidades, incluye más sistemas de defensa antiaérea Patriot. 

Y por si esto fuera poco, se anunció la intención de instalar en Alemania, a partir de 2026, misiles estadunidenses SM-6, Tomahawk e hipersónicos que pueden alcanzar el territorio de Rusia, así como Alemania, Francia, Italia y Polonia acordaron iniciar la fabricación conjunta de misiles de más de 500 kilómetros de alcance y alta precisión.