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La conquista de Marte aún implica resolver varios retos: especialista

Tras seis décadas de exploraciones espaciales a Marte, los humanos están muy cerca de sobrevolar sitios de ese planeta, como el Valle Marineris, transitar en un teleférico por el Monte Olimpo o contemplar un atardecer desde el horizonte de Fobos y Deos.

Tras seis décadas de exploraciones espaciales a Marte, los humanos están muy cerca de sobrevolar sitios de ese planeta, como el Valle Marineris, transitar en un teleférico por el Monte Olimpo o contemplar un atardecer desde el horizonte de Fobos y Deos –sus dos lunas más grandes–, pero antes se deberán vencer retos económicos y de investigación científica prevalecientes, expuso Sandra Ramírez Jiménez, especialista en ambientes astrobiológicos del Centro de Investigaciones Químicas de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM). 

En la conferencia En busca de indicios de vida en Marte, organizada por El Colegio Nacional, la académica se refirió a que las empresas industriales más importantes en el ámbito espacial –como SpaceX, de Elon Musk; Blue Origin, de Jeff Bezos, y Boeing, corporación multinacional estadunidense– tienen gran interés en la colonización de Marte y proyectan que para 2025-2030 las misiones tripuladas serán una realidad. 

En busca de ese objetivo han establecido campamentos en la Tierra, donde un grupo de personas se exponen a condiciones muy parecidas a las del planeta rojo, y con una base tecnológica mantienen experimentación permanente sobre los requerimientos para que vehículos tripulados sean puestos en órbita. 

Sin menospreciar los avances aportados por las exploraciones realizadas hasta ahora –consideró Ramírez Jiménez– hay varios retos a vencer, pues el viaje tiene una duración de nueve meses, hay un retraso de 10 minutos en las comunicaciones interplanetarias y es necesario ubicar un sitio adecuado para el descenso de la nave tripulada, ya que ahí el ambiente es agreste. 

También, continuó, se requiere una inversión fuerte de recursos, así como más investigación sobre el impacto de las altas dosis de radiación, la microgravedad y los efectos sicológicos. 

Retraso 

Vamos atrasados. Persisten muchos desafíos. Llevar a una persona fuera de la Tierra es mucho más que un viaje de ida y vuelta se necesitan infraestructura, insumos para su alimentación, ropa, etcétera, para atender las necesidades humanas. Sin duda se va a lograr, pero no podría ponerle un plazo, comentó. 

Marte es el cuarto astro rocoso del sistema estelar. En la medida astronómica de distancia entre la Tierra y el Sol, se encuentra a 1.5 unidades del Sol, gira sobre su propio eje en 24 horas 31 minutos y tiene un periodo orbital de 668.5 días marcianos, que equivalen a menos de dos años terrestres. 

Es un sitio frío y aloja el cañón más grande del sistema solar llamado Valles Marineris, cuya longitud es de 4 mil kilómetros y su anchura abarca hasta 200 kilómetros, con 7 kilómetros de altura. También alberga el monte Olimpo, de 21.9 kilómetros de altura, equivalente a 2.5 veces el Everest; asimismo, posee dos lunas, Fobos y Deos. 

Ramírez Jiménez dijo que el interés de explorar Marte viene de su similitud con la Tierra, su geología y la evidencia de agua en el pasado. 

Se refirió a la primera misión espacial, en 1960, cuando la extinta Unión de Repúblicas Soviéticas Socialistas envió la nave Mars 196 2B; y a la de 1964, cuando Estados Unidos lanzó la exploración Mariner 4, que envió a la Tierra 21 imágenes con detalles de la superficie marciana. 

A partir de estas dos investigaciones cósmicas, explicó, hubo un auge de vehículos orbitadores y de roverts (vehículos exploradores diseñados para moverse por la superficie de cuerpos celestes), al grado que hoy día, Marte es el astro al que se han mandado el mayor número de misiones. Estas expediciones han confirmado la presencia de agua congelada en los casquetes polares y en el subsuelo en regiones más cercanas al ecuador de moléculas orgánicas complejas, que sugieren que hubo condiciones favorables para la vida microbiana. 

Además, se han detectado fluctuaciones en la concentración de metano en la atmósfera marciana, lo que indica posible presencia de procesos geológicos o biológicos activos, lo que incentiva continuar la ruta rumbo a su conquista.