Titulares

‘Vencer o morir’ aborda un hecho encriptado en Francia

El primer genocidio de la Europa contemporánea sucedió en 1793 en Vendée, Francia, donde 200 mil personas murieron en una guerra civil contra el ejército de la recién instaurada República. 

La de Vendée fue una de las guerras más violentas de la historia del país galo. Estalló tres años después del inicio de la revolución francesa, que, en un principio, fue bien recibida. Pero los campesinos, que constituían la inmensa mayoría de la población, estaban indiferentes a las nuevas ideas, que los fueron decepcionando, sobre todo porque tocó un punto sensible: la fe. La situación se deterioró más con la ejecución de Luis XVI. 

Los vandeanos (gentilicio de los de Vendée), hartos de la opresión de la República, se levantaron en armas al grito de por Dios y por el rey. Y un personaje esencial de ese movimiento fue el guerrillero François-Athanase Charette, joven retirado de la Marina Real, quien encabezó esa rebelión, que ahora el séptimo arte da a conocer. 

Vencer o morir es el nombre de esta película épica que desde su estreno en Francia causó sopresa al ser un capítulo que por dolor la historia de ese país ha encriptado. Narra al movimiento campesino contrarrevolucionario que, a las órdenes de Charette, consiguió plantarle cara al ejército revolucionario, de 1793 a 1796. 

Dirigida por Vincent Mottez y Paul Mignot, será estrenada en salas de México el 7 de marzo, y nace con vocación reconciliatoria sobre unos hechos que dejaron huella emocional durante siglos. 

Es una cinta modesta, pero que tiene un espíritu épico, el cual valora a los personajes gloriosos, y que, además, respeta el pensamiento del tiempo, porque hay cintas históricas que lo traicionan. Lo que ha hecho la diferencia de esta cinta es que respeta el alma de ese tiempo. Habla de personas que vieron su mundo caer, su vida cotidiana, sus valores y con honor decidieron defenderlos. 

Lo anterior lo afirma en una charla con La Jornada Vincent Mo-ttez, escritor, guionista y cineasta, que ha publicado varios libros de historia (como Sociétés Secrètes, leur véritable rôle dans l’Histoire, Les Boucs Emissaires de l’Histoire). También ha participado en la colección de cómics históricos Les Fauves. En 2021, escribió los textos de Moi, Napoléon Bonaparte, primera novela gráfica dedicada a este personaje. Desde 2017, es director del programa Secrets d’Histoire (France 3), de la que es autor de ocho episodios dedicados a Leonardo da Vinci, Lucrecia Borgia y Rafael. 

Pero pensar en rodar Vencer o morir parecía un chiste, admite. Se refiere a cómo filmar una cinta de este tema con pocos recursos. Pero fue como una bola de nieve. Empezó muy modesta, pero la sinergia la hizo crecer. 

Sin gran presupuesto 

No había gran presupuesto, pero la parafernalia fue compensada por los medios de Puy du Fou, parque temático francés que decidió hacer de productora del filme. Ofreció el espacio a especialistas para hacer coreografías de peleas; además de disfraces, decorados, dobles y animales. 

En Puy du Fou, comenta Mottez, la de Vendée es una historia valorada cómo un espectáculo. Cuando decidimos ir allá a retomarla, para ellos fue algo natural. 

– ¿Y por qué la historia oficial de Francia no destaca un episodio como éste? 

–Porque es una historia dolorosa. Es irritante para los mitos republicanos, pues la revolución francesa se ha visto como un movimiento social ejemplar en el mundo por sus valores. Entonces, mostrar esa parte sangrienta y negativa, crearía un problema. Es como llevar un evangelio negro a la Biblia. 

– ¿Los ideales de libertad, igualdad y fraternidad se siguen profesando en la Francia de hoy? 

–Gusta hablar de esas ideas, en teoría, pero en la práctica tenemos dudas. 

Tras conocer historias como la de Vendée, vemos que los problemas ya existían desde el tiempo de la revolución francesa, afirma el cineasta. “Y no nada más en la Vendée, sino en todo el país. Sí existían estas ideas de libertad, igualdad y fraternidad, pero a la hora de la praxis se tradujeron en eventos sangrientos. Hubo una revolución liberal que de hecho era rechazada por las masas”. 

– ¿La Revolución francesa fue sólo un cambio de poder? 

–Sí, si se ve prácticamente, puede ser. Hay un cambio de élite con ciertos nobles, burgueses y parte del clero bajo. 

– ¿Retomar sucesos históricos no conocidos puede despertar conciencias? ¿Es importante que los jóvenes conozcan su historia? 

–La historia siempre ha sido un instrumento de poder. La filosofía del derecho siempre se basa en ella, en la que nos apoyamos para decir lo que pasó ayer y lo que sucede hoy. Controlarla es una forma de controlar el presente. Lo mediático y cultural es de poder. Entonces, la historia y el poder mediático cuando se juntan se vuelven una fuerza importante. 

En Francia, el público la recibió muy bien, aunque la crítica no. 

“La audiencia la acogió bien mas no la crítica, que se fue por un lado más ideológico, que para mí es menos aceptable. Las verdad es que Vencer o morir dio oxígeno al cine francés porque en la actualidad no se hace este género (el épico). En nuestro cine intentamos todo el tiempo criticar a nuestros héroes pero nunca valoramos sus glorias. Por eso no dudé en mostrar una frase de Victor Hugo que dicta: ‘Vendée es una herida convertida en gloria’. Es dolorosa, pero gloriosa, porque habla de honor”. 

– ¿Qué te hizo ser un apasionado de la historia? 

–Hay cuestiones intelectuales y otras carnales, que me gustan más. Me parece muy importante conocer la historia de un país porque es como conocer la de una persona. Si sé de las alegrías y los dramas de la vida de alguien puedo comprender más quién es esa persona. Para un país, es lo mismo. Tenemos que saber qué pasó antes. 

Vincent recuerda que, cuando era pequeño y tenía la oportunidad de visitar algún edificio antiguo tocaba las piedras de los muros que estaban en el lugar y me imaginaba a alguien como yo, pasando por el mismo sitio, pero en ese tiempo. Gente con los mismos problemas que puedo tener yo. 

El cine épico vuelve al séptimo arte galo con una gran producción protagonizada por Hugo Becker (François-Athanase Charette), Dorcas Coppin, Giles Cohen, Francis Renaud, Rod Paradot, entre otros histriones. La fotografía es de Alexandre Jamin y el vestuario de Les Vestugadins. 

Los franceses adoramos la historia, pero el cine no está de acuerdo con eso, insiste Mottez. En décadas anteriores, había cintas francesas históricas y creo que ahora volverán, porque hay mucha riqueza de información y de grandes personajes. Pero debemos hacer esas películas nosotros mismos, remata.