El concepto de amor romántico es muy bello, pero también está lleno de expectativas irreales y mitos. Estos son los que te impiden ser feliz.
El amor romántico en pareja tiende a estar idealizado al extremo. Así como los medios y la publicidad nos muestran cuerpos perfectos, personas felices y otros mitos que, a la larga, impiden que la relación fluya y no te permiten ser feliz.
El mito central del amor contemporáneo es éste: hay una media naranja perfecta que te espera en algún lado, el destino te hará llegar a ella y sabrás que es la persona correcta.
Suena muy bonito, pero la realidad es que no existen las medias naranjas, nuestras decisiones tienen un enorme peso en el tipo de individuos con quienes nos relacionamos, casi siempre surgen dudas antes de avanzar en una relación y el “felices por siempre” es más bien un compromiso a largo plazo con toda clase de sentimientos y situaciones, positivas y negativas.
¿Cómo nos afectan estos mitos del amor? Algunas de las falsas creencias que están arraigadas en la leyenda del amor romántico nos llevan a descuidar aspectos fundamentales de la relación, porque los damos por sentados, como si el amor ‘verdadero’ fuera una garantía de que la pasión, el interés y la armonía se van a mantener de por vida.
Obviamente, si esto no ocurre sentimos que elegimos mal, cuando, por lo general, no tiene tanto que ver con nuestra elección inicial, sino con el hecho de cómo la cuidamos y cultivamos a través del tiempo.
No existen las medias naranjas, nuestras decisiones tienen un enorme peso en el tipo de individuos con quienes nos relacionamos
5 mitos del amor
Estos son los cinco de los mitos del amor más frecuentes a los que me enfrento en consulta:
1) Cuando hay amor, la atracción es espontánea
Todos sabemos que cuando dejamos atrás el periodo de enamoramiento, la frecuencia de las relaciones íntimas también tiende a disminuir. Aun así mucha gente sigue aferrándose a la falsa idea de que el interés sexual siempre debe aparecer de manera intensa, mutua y espontánea. Pero esto no funciona así.
Cuando el combustible de la novedad se apaga, eso no significa que se haya extinguido el amor, pero ahora sí que tendremos que trabajar activamente en mantener viva la llama de la pasión, así como promover promover espacios para el erotismo y tomar control muy consciente de nuestra dinámica sexual.
2) Amar es adivinar qué le pasa a tu pareja
Ni todo el amor del mundo es capaz de convertirnos en adivinos, ni toda la compenetración contrarresta el hecho de que seguimos siendo dos personas distintas, con contextos, historias, maneras de pensar y expectativas que nunca van a ser exactamente iguales. Por si esto fuera poco todos cambiamos y evolucionamos con el tiempo.
Asumir y presuponer son, sin duda, los dos grandes enemigos de la comunicación en pareja y de la objetividad. Es mejor preguntar cosas que ‘parecen obvias’ que dejar espacio a las malas interpretaciones.
Tenemos que trabajar activamente en mantener viva la llama de la pasión, así como promover espacios para el erotismo
3) Si amas a alguien, no te atrae nadie más
El amor no nos hace inmunes a que otras personas nos resulten atractivas. Somos seres humanos y nada puede evitar que ciertos individuos detonen nuestro interés romántico o sexual, aun estando 100% comprometidos con una relación de pareja.
Lo que podemos hacer es prevenir que una atracción fugaz pase a mayores y se convierta en una infidelidad, por medio de la comunicación, la confianza y, sobre todo, cultivando una buena intimidad y complicidad dentro de la alcoba y fuera de ella.
4) El amor lo puede todo
Éste es, probablemente, uno de los mitos del amor romántico más nocivos, porque nos lleva a tomar decisiones irreflexivas al calor del momento, pensando que, como hay amor, automáticamente lo demás se acomodará por su cuenta.
La realidad es que ninguna relación saludable a largo plazo sobrevive sin valores y expectativas de vida compatibles, sin tranquilidad económica, sin crecimiento personal, sin tiempo de calidad, sin buena intimidad y sin una enorme dosis de respeto mutuo.
5) Hago todo con mi pareja
Cuando dos personas hacen todo juntas, no estamos frente a una pareja perfecta, sino ante una dependiente. La individualidad, el misterio y la distancia ocasional son elementos imprescindibles para mantener el interés, la chispa y la admiración.