Titulares

La fotografía, “crucial para crear empatía hacia los indígenas”

Las imágenes capturadas por los fotógrafos que cubrieron el levantamiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) son piezas claves para armar el rompecabezas de la identidad de la rebelión de los de abajo. Algunas de esas imágenes las podrá apreciar el público en la muestra 30 años del EZLN: Memoria de una lucha, que se abre hoy en el Centro Fotográfico Manuel Álvarez Bravo (CFMAB), en Oaxaca. 

Conformada por 60 piezas, la exposición reúne los trabajos de Patricia Aridjis, Ángeles Torrejón, Marco Antonio Cruz, Antonio Turok, Raúl Ortega, Alberto Ibáñez El Negro y Juan Carlos Reyes, quienes fueron testigos de primera mano. 

En entrevista con La Jornada, el director del CFMAB, Fausto Nahúm, dijo que la exposición tiene la intención de que los visitantes conozcan más de cerca al movimiento zapatista: Ahorita parece todo muy lejano, pero los medios eran otros, las personas sólo podían conocer la situación a partir de la prensa y la televisión, esto generó un impacto y un cambio de mentalidad en quienes veíamos a los rebeldes. 

Para Nahúm, hay un antes y un después del levantamiento del EZLN: “A veces dejamos de percibir muchas cosas como fueron en su momento; ahora podemos hacer memoria de lo que pasó y que los jóvenes observen las formas en las que se vivió este hecho histórico. 

“Las generaciones recientes no identifican quién es Marcos, qué es el EZLN, pero cuando los ven en retrato, sin duda trascienden esa percepción. Cada uno tiene una visión de lo que significa ese movimiento social, y que se haya registrado a través de la lente de los fotógrafos es, a mi parecer, una ventaja, porque es muy valioso tener en la memoria esos momentos.” 

Fausto Nahúm afirmó que retratar a los zapatistas generó un cambio en los espectadores, los acercó a la realidad que vivían esos pueblos y permitió percibir sus carencias y sufrimiento, lo que fue determinante para que el público fuera empático con los indígenas. 

Cambió la sociedad 

Uno de los fotógrafos que capturó esos momentos fue Alberto El Negro Ibáñez, quien trabajaba para el periódico Motivos durante su primera visita al territorio zapatista. 

Estaba de vacaciones en la playa cuando me informaron de la toma de Pueblo Nuevo y de San Cristóbal, y al otro día muchos empezaron a dirigirse hacia allá. Sale un movimiento así en tu país y tú eres fotógrafo o periodista, pues, ¿quién no quiere estar?, se preguntó Ibáñez. 

Alberto Ibáñez pudo acceder al territorio zapatista en febrero; a pesar de que ya había pasado un mes de la insurrección, la tensión persistía y dominaba el ambiente. El Ejército había logrado cercarlos y el permiso de acceso a los medios era muy restringido, además de que el terreno de la selva Lacandona era complicado de transitar. 

La fotografía sirve como un testimonio importante. Sin duda que el zapatismo cambió a la sociedad. Era la muestra de la falta de justicia, educación y el hambre que tuvieron que padecer esos pueblos por la falta de interés del gobierno. Ellos, al levantarse, desenmascararon esa faceta del gobierno; creo que eso fue lo más trascendental, socialmente hablando, aseguró El Negro

El fotógrafo aseguró que todos los elementos se alinearon para tener imágenes impresionantes, y coincidió en que, por una parte, era una generación de buenos fotógrafos; por otra, hubo medios de comunicación que se comprometieron a dar voz al levantamiento zapatista. 

A pesar de todo lo que vimos, de todo lo que esos pueblos lucharon, todavía hoy no vemos que se haya dado solución a sus problemas. Siguen en su lucha por llevar a la realidad el cumplimiento de sus demandas, aseguró Ibáñez. 

A partir de esto es imposible no quedarse con una imagen del zapatismo, desde el subcomandante Marcos, con su rifle y emblemática pipa, hasta los pobladores de las comunidades, que se encararon con los militares o incluso la posterior llegada de los rebeldes a la Ciudad de México. 

El texto introductorio de la muestra, escrito por Luis Hernández Navarro, coordinador de Opinión de La Jornada, resume la definición de lo que originó el EZLN en la historia: Desde su surgimiento, la rebelión zapatista se explicó a sí misma. Más que depender de un cuerpo doctrinal atado a la repetición y a la conservación de los añejos significados existentes, formuló, sin pedir permiso, un lenguaje muy suyo, ajeno y diferenciado al de la política tradicional, estrechamente vinculado con la realidad de su base social. Configuró un horizonte ideológico, ético, lingüístico, cultural y visual inédito y propio. 

La muestra 30 años del EZLN: Memoria de una lucha se inaugura hoy a las 18 horas en el CFMAB (calle Manuel Bravo 104, esquina García Vigil, colonia Centro, Oaxaca). Entrada libre. Cierra el domingo 3 de marzo. 

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