Titulares

Compositoras mexicanas reivindican su lugar en un “gueto masculino”

En las compositoras mexicanas hay un interés común: la reivindicación de la equidad de género, la denuncia de la violencia de la que son víctimas y el reconocimiento histórico de quienes las antecedieron en las luchas por sus derechos. 

En distintos momentos, quienes hacen música se han pronunciado respecto de esas temáticas. Una de ellas es la multipremiada compositora y pianista Gabriela Ortiz, cuya obra ha sido interpretada por prestigiosas orquestas en festivales nacionales e internacionales. Ella fue la primera mujer en su especialidad en ingresar a la Academia de Artes, además de que en agosto de 2022 se convirtió en representante en el área de música a El Colegio Nacional y ese mismo año recibió la medalla Bellas Artes. 

Considerada pionera en la innovación multidisciplinaria, su trabajo ha sido elogiado por grandes figuras de la música, como Mario Lavista (1943-2021) y el aclamado director de orquesta venezolano Gustavo Dudamel. 

De su lucha por la equidad de género, la compositora ha dicho que desde mi trinchera, con mi música, ahí está mi granito de arena. Se debe demostrar que hay mucho por hacer, que es un derecho que haya equidad de género. Me duele la violencia que se vive en el país y la violencia hacia las mujeres, es inaceptable y hay que hacer algo. 

Entre sus obras se encuentra la partitura Clara, inspirada en Clara Schumann, dedicada a todas las mujeres que han desafiado a la sociedad con su labor artística. 

Por su parte, la compositora y directora de orquesta Marcela Rodríguez, quien calcula que su catálogo abarca unas 60 obras, de las cuales 70 por ciento son sinfónicas, considera que “ha sido muy difícil dedicarse a la composición en un país machista como México, actividad que hasta hace no mucho en el mundo era exclusiva para los hombres. 

La música siempre ha sido un gueto masculino. ¿Cuántas directoras de orquesta hay? Son contadas con los dedos. Sin embargo, destaca Rodríguez, hemos demostrado que nosotras tenemos una fuerza muy especial en todos los aspectos profesionales. Fui de las primeras,  al lado de Lucía Álvarez y Graciela Agudelo, pero la que nos jaló fue Alicia Urreta, ella comenzó a darnos cuerda. El arte no puede ser ajeno al entorno mundial o del país. Mi cuarteto de cuerdas, Tenebris, lo hice con el sentimiento del feminicidio, de las muertes constantes de las mujeres (La Jornada, 18/4/22). 

Ana Lara es otra reconocida compositora mexicana, quien en distintas entrevistas ha dicho que nadie puede permanecer impávido ante el horror de los feminicidios en México. El arte puede ser un consuelo. Esa es mi aportación mínima a un drama tan terrorífico, pero eso es lo que yo siento que puedo aportar con mi trabajo, además de inspirar a otras jóvenes a componer, a que sientan que ellas tienen un lugar que ocupar en la música. 

Georgina Derbez, cuyas partituras han sido tocadas en países como Francia, Alemania, España, Brasil, Italia, Holanda, Dinamarca, Canadá y Estados Unidos, también se ha pronunciado acerca de la situación de las compositoras. 

Para Derbez, si bien se aprecia una fuerte presencia de las creadoras, ocurre un fenómeno recurrente en el país: en marzo es cuando más llaman a las compositoras, directoras e intérpretes para tener actuaciones solistas. 

Derbez opina que las mujeres no sólo deben ser incluidas en programas conmemorativos. En una época en la que el tejido social está fracturado y la inseguridad va en aumento, el arte sí tiene una función social y se le debe dar un mayor peso. 

En el libro Visiones sonoras: Entrevistas con compositores, solistas y directores (Siglo XXI, 2021), de Roberto García Bonilla, en el apartado Cuestionario a compositoras sobre música mexicana, la también autora Leticia Armiño explica, respecto de la cuestión académica en el país, que los planes y programas de estudio son obsoletos, pues el perfil de compositor que se busca no corresponde a nuestra realidad musical. No existe una conexión entre las materias y la creación musical. Para fines prácticos, es necesario elaborar materiales didácticos que permitan a las compositoras y compositores abordar con libertad la diversidad de lenguajes que han surgido durante el siglo XX. 

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