Magda, una estilista separada de su esposo, conoce a Jaime, un individuo que al principio es amable y luego se vuelve una pesadilla debido al acoso y a la violencia de género que éste busca ejercer sobre ella.
La cinta Pole Dance, dirigida por Maryse Sistach, que se estrenó la noche del viernes en la Cineteca Nacional, aborda la historia de Magda (Gimena Gómez), quien busca divorciarse de Ernesto (Norman Delgadillo), músico de mariachi y padre de su hija (Nikole Barajas), quien cayó en las trampas del alcohol y lucha por salir de ese vicio.
«Es una película sobre el acoso, y los personajes principales son una chica que trabaja en un salón de belleza y está casada con un mariachi que tiene problemas de alcoholismo y se están separando, pero en este lapso, ella conoce a otro hombre», contó la realizadora a La Jornada sobre la cinta que se filmó en la colonia Industrial, muy cerca de La Villa, a excepción de unas escenas que fueron rodadas en Xochimilco.
Sistach explicó: «quería hablar sobre el acoso desde hace siete años, pero no fue fácil amarrar los cabos; trabajé con dos chicas e hicimos el argumento central y luego José Buil escribió el guion y fueron emergiendo los personajes».
Es muy importante, subrayó, «hablar del acoso porque es un rollo cotidiano y aunque existe en general, la mujer es realmente la víctima más frecuente. En la historia recurrí al pole dance, porque todo mundo lo ve como un contenido sexual, pero también es un deporte precioso. Entonces, me pareció que si la joven practicaba esto iba a tener conflictos y la trama se abordó desde ese punto de vista».
Además de que en la trama Magda se encuentra en proceso de divorcio, también busca asociarse con Blanca (Itatí Cantoral), dueña de la estética donde trabaja, pero sin «pensar que ya no se puede confiar en nadie», Magda conoce a Jaime (David Calderón), quien tiene un lado bastante oscuro.
Muy pronto ese ligue se convierte en una amenaza que rompe con la vida cotidiana de la humilde estilista y con la de su pequeña hija. A Magda, le urge salir del acoso ante la insensibilidad y desdén de las autoridades, mientras el músico, a pesar de su decepción, le ofrece apoyo.
Sobre el perfil sicológico de los personajes principales, Sistach sostuvo: la pareja «se conoció en la preparatoria, el embarazo ocurrió cuando los dos estaban muy jóvenes; el marido siempre quiso ser compositor, pero fue difícil hacerse un camino y por necesidad económica tuvo que pertenecer al mariachi; ella, es hija de una madre soltera (Arcelia Ramírez), a quien siempre le gustó hacer ejercicio y tiene una amiga abogada, con quien se anima a entrar al pole dance».
El proceso de realización de la cinta fue largo, pues se filmó en pandemia, además de buscar los canales de distribución, fueron algunos de los asuntos que tuvo que sortear la producción. «Trabajar en medio de la emergencia sanitaria nos obligó a tener protocolos muy fuertes y mucho del financiamiento se fue hacia ese rubro».
En ese tiempo «todos, incluidos los actores que tuvieron que usar cubrebocas, nos fuimos adaptando a esa situación y vimos esa parte, hasta graciosa, de cómo se transformaron las relaciones personales», agregó Sistach, de quien se recuerda la trilogía que, junto con Buil, concretó en Perfume de violetas (nadie te oye), Manos libres (nadie te habla) y La niña en la piedra (nadie te ve), en torno a la violencia sexual ejercida sobre las adolescentes.
La realizadora sostuvo que la historia de Pole Dance es poderosa, porque es de dos personas que se aman, pero que tienen sus propias deficiencias como seres humanos y en el camino tienen desencuentros, pero siempre hay una relación por su hija, además el músico es muy lindo y buen papá».
Pole Dance, con producción de José Buil y Vicente Buil, se estrenó la noche del viernes en la Cineteca Nacional, con la participación de la directora, Delgadillo y Gómez; además de los actores ya mencionados, integran el elenco María Rojo, Delia Casanova, Víctor Huggo Martín, Astrid Romo y Martín Altomaro.