En el espacio Vida Sana de Gente despierta, Julio Basulto, acompañado por Mikel López Iturriaga abordan los supuestos postres saludables, muy típicos en redes sociales, y analizan lo que hay realmente detrás de ellos.
Comienzan apoyándose en un texto publicado en El Comidista por Óscar Brock el pasado 4 de noviembre, titulado La engañifa de los postres saludables con dos ingredientes, refiriéndose a los postres que enseñan los influencers que para Mikel son “como si la pesadilla de un cocinero y la de un dietista nutricionista se fundieran”.
En primer lugar, explica que los dos ingredientes son relativos, porque añaden edulcorantes o canela, pero no los cuentan como ingredientes. En segundo lugar, suelen acompañar los vídeos con hashtags como keto o healthy, algo que para el crítico gastronómico, “debería hacer saltar las alarmas”.
Postres “healthys”
A continuación, distinguimos algunos de esos postres supuestamente saludables.
Las galletas chiclosas, “que llevan alguna harina lo más rara posible, y más cara también, y luego que lleven algo que lo endulce. Lo más común suele ser el plátano o el dátil y luego pueden llevar también algún edulcorante por si el plátano y el dátil no te dan suficiente subidón de azúcar”, comenta.
Otras recetas serían las que parecen un mus o pudding, en las que hay alta probabilidad de que aparezca chocolate, yogur y estevia. Y añade, “los más atrevidos se lanzan a hacer barritas, bizcochos o incluso donuts con mantequilla de cacahuete y alguna cosa más. O sea, un donut con dos ingredientes, solo puede ser una basura”.
“Son comestibles, pero la textura y el sabor suele ser muchísimo peor que los postres convencionales a los que intentan imitar”, concluye Mikel.
¿Por qué enganchan este tipo de postres?
A pesar de comprobar que este tipo de recetas no son las mejores opciones, consiguen atraer mucho a la gente. “Son como el Santo Grial o la pócima de Asterix, algo con lo que el ser humano sueña, pero probablemente no exista”, opina Mikel.
Lo que ocurre es que estamos viviendo un panorama en el que la industria nos anima a comer dulce, porque además estamos evolutivamente preparados para ello. “Vivimos inmersos en una cultura de la dieta que nos dice que tenemos que estar delgados, que el aspecto físico es lo más importante de nuestras vidas. Es como tener a un lado, a tu izquierda, alguien diciéndote: come dulces y a la derecha otra persona que te dice: no comas dulces que engordan.
Entonces el choque de estas dos tendencias, genera fenómenos como este de los postres saludables, de los ingredientes en los que creemos encontrar una solución para esa disonancia. Pero al final, son malos postres y poco saludables”, sentencia.
¿Si es casero es saludable?
Existe una creencia de que lo que se cocina en casa, siempre va a ser mejor que lo que se compra en el supermercado y es industrial. “Un bizcocho o un pastel hecho en casa no va a ser, por definición, más sano que uno industrial”, argumenta Mikel.
La creencia de que lo industrial es malo, suele apoyarse en que los productos llevan muchos añadidos innecesarios (aceite de palma, potenciadores de sabor, etc.), pero según explica el crítico: “Esas “guarrerías”, término que emplean muchos influencers, no son lo que hace poco saludable una comida, o al menos, no son lo único que lo hace poco saludable.
Pensar así, es pura quimera. Si tu postre casero lleva azúcar en alguna de sus mil formas, no lo puedes ver como algo saludable”. Algo que añade, también ocurre con los zumos.
Recetas en las que el azúcar se sustituye por otro endulzante
“Si quieres hacer un postre con miel, con pasta de dátil, con sirope de agave, con fruta triturada, y lo haces porque te gusta más el sabor que tiene. genial. Y exactamente lo mismo si usas harinas integrales en vez de harina blanca o aceite de oliva en vez de mantequilla. Si lo haces por gusto, genial.
Pero si piensas que estás encontrando la piedra Filosofal o el Santo Grial del que hablábamos antes, tengo que decir que te estás equivocando porque al final estás consumiendo azúcar libre, igual que si hicieras esos postres a la manera tradicional”, explica el periodista.
En cuanto al límite de lo que es bueno para nuestra salud, expone que dependerá de cómo te alimentes el resto de tu día, de la cantidad de azúcar restante que ingieras.
“Creo que estas versiones que hay muchísimas también en internet, saludables, de postres con harina integral, con aceite de oliva, con todo este rollo, al final pueden ser más peligrosos que los convencionales porque tienen ese efecto de creerte que puedes comer más y puedes tener barra libre para comer este tipo de cosas”, concluye.