Aunque las elecciones de 2024 en México no supondrán un impacto en el entorno empresarial, la actividad económica en el país se debilitará, limitando la demanda de crédito, en un entorno de inflación y tasas altas, consideró este miércoles la calificadora Standard & Poor’s.
En un análisis sobre la banca a nivel latinoamericano, la agencia internacional estimó que persisten los retos a pesar de un crecimiento económico mejor que el esperado para 2023, siendo que el crecimiento del producto interno bruto (PIB) mexicano tiene una proyección promedio de 3.3 % al cierre del año, desde un 3 % previa.
“Esperamos que el PIB real de México se desacelere este año hasta 1.8 %, y prevemos que posteriormente el crecimiento aumente hasta cerca de 2 % en 2025”, se lee en el informe ‘América Latina-Panorama bancario por país’.
Standard & Poor’s también confió en que la actual administración seguirá siendo prudente en la ejecución de las políticas económicas en 2024.
“Sin embargo, no esperamos que las acciones políticas fortalezcan sustancialmente el entorno empresarial de México”, añadió la calificadora.
Aunado a esta desaceleración, Standard & Poor’s esperó que la demanda de crédito se modere, al mismo tiempo que la confianza de los consumidores y las empresas.
“La alta inflación ha erosionado el poder adquisitivo de los hogares y los beneficios de las empresas, al tiempo que el aumento de las tasas de interés desalienta la demanda de crédito”, explicó.
En este contexto, consideró que mientras el mercado de deuda local se mantenga en calma, los bancos podrían respaldar las necesidades de financiamiento de las grandes y medianas empresas con una calidad crediticia adecuada.
Por otro lado, abundó la calificadora en su análisis, los créditos a particulares se concentrarán en las tarjetas de crédito, los créditos de nómina y las hipotecas.
En contraste, afirmó que la clave para fortalecer el crecimiento económico en México es impulsar inversiones sólidas, aunque contrastó que los principales obstáculos son el Estado de derecho, la inseguridad, la calidad de la educación y la escasez de energía y agua.
“La relocalización podría aumentar la demanda de crédito bancario. Seguiremos de cerca la forma en que se aborden los principales obstáculos, incluidos los problemas relacionados con la seguridad y el suministro inadecuado de agua y energía”, señaló Standard & Poor’s.
Por otro lado, La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) mejoró sus proyecciones para México y anticipa un aumento del Producto Interno Bruto de 3.4% para 2023.
En su informe semestral de Perspectivas publicado este miércoles, prevé que la economía mexicana se expanda un 2.5% en 2024 y un 2% en 2025, después de crecer un 3.4% en 2023.
Señala que el consumo estará sustentado por un mercado laboral sólido, mientras que la inversión estará respaldada por proyectos de infraestructura pública que se espera finalicen en 2024 y por la deslocalización de actividades manufactureras a México.
El dinamismo de las exportaciones se verá mitigado por un crecimiento más moderado en Estados Unidos. La inflación bajará al 3.9% en 2024 y al 3.2% en 2025.
La OCDE asegura que la política monetaria debe seguir siendo restrictiva para garantizar que la inflación disminuya de manera duradera hacia su objetivo. “Dirigir los aumentos del gasto social a los hogares de bajos ingresos y basar los proyectos de inversión pública en un análisis sólido de costo-beneficio aumentaría la eficiencia del gasto público y mitigaría los riesgos inflacionarios” menciona.
“Una mayor certidumbre regulatoria, incluso en el sector energético, ayudaría a aprovechar al máximo la actual deslocalización de procesos de producción a México”, puntualiza el informe.
Señala que los indicadores a corto plazo muestran que el consumo se mantiene resistente y la inversión tiende a aumentar, particularmente en la construcción no residencial, respaldada por proyectos de infraestructura pública en el sur, y la inversión en maquinaria y equipo relacionados con la deslocalización.
“Los parques industriales mexicanos al otro lado de la frontera con Estados Unidos están a plena capacidad. El crecimiento de las exportaciones y la producción manufacturera se han mantenido sólidos, particularmente en el sector automotriz. La inflación general ha seguido disminuyendo, alcanzando el 4.3% interanual en octubre, mientras que la inflación subyacente se mantiene más rígida, en el 5.5%. Las presiones inflacionarias siguen siendo particularmente elevadas en los servicios”, dice el texto, que cita fuentes oficiales del INEGI y del Banco de México.
En cuanto al mercado laboral, considera que es sólido, con un desempleo bajo (2.9% en septiembre) y medidas más amplias contra el desempleo que confirman la fortaleza. Igualmente, apunta que los salarios reales han aumentado, respaldados por aumentos de los salarios mínimos, revisiones salariales a principios de año y la desaceleración de la inflación.
En cuanto a la economía informal, la OCDE detalla que ronda el 55%, alrededor de 3 puntos porcentuales por debajo del promedio histórico. También destaca que la participación de las mujeres en el mercado laboral está aumentando, aunque sigue siendo significativamente menor que en sus pares regionales y otros países de la OCDE.
“Con una medida más amplia de desempleo cercana al 20%, parece haber suficientes recursos del mercado laboral disponibles para responder a los aumentos en la demanda del mercado laboral derivados de la actual deslocalización de actividades a México”, indica.