Amparanoia está de vuelta con libro y disco bajo el brazo. La compositora y escritora española se encuentra en México para presentar su libro La abuela Margarita, Mágica y Cósmica, tanto en la capital como en Guadalajara, en el marco de la FIL.
Además, Amparo Sánchez por mencionarla con su nombre verdadero ofrecerá un par de conciertos, el primero el 1 de diciembre en el Foro Anexo Independencia en tierra tapatía y el segundo, el 3 del mismo mes en el Foro Hilvana de la CDMX.
El reencuentro entre Amparanoia y sus seguidores mexicanos no podría ser más festivo. Una pandemia y algunos accidentes más después, la cantante promete shows con versiones renovadas y buena dosis de dinamita, y admite que la música sigue siendo su tabla de salvación.
¿Cómo nace el libro La abuela Margarita, Mágica y Cósmica?
El libro nace por un encargo, antes de trascender, la abuela me encargó que siguiera moviendo su mensaje más allá del disco, por eso me propuse escribir cómo fue nuestra relación y cómo nos conocimos.
¿En qué cambió tu forma de relacionarte con la música y con la vida conocerla?
Siempre me han interesado los temas relacionados con la espiritualidad, la trascendencia y la toma de conciencia. Me eduqué en la religión católica, pero había cosas que no terminaba de entender, por eso he tenido contacto con el budismo y las neuroemociones. Cuando la abuela Margarita llegó a mi vida, tenía cuarenta años, me encontraba en una crisis existencial y con una parálisis facial que según los médicos se quedaría para siempre. Una amiga me la mostró y de inmediato conecté con su canto, al punto que lo incorporé a mi trabajo. Me puse a buscarla hasta que la encontré. Era una persona que te ayudaba a recordar cosas muy básicas y sencillas pero que olvidamos, como la importancia de la naturaleza, la tierra o el origen.
¿Qué tanto atribuyes al canto un poder sanador?
Siempre he creído que el canto es sanador, ahora eso está demostradísimo científicamente. En momentos en los que he estado mal el canto me ha sacado a flote y ha sido mi tabla de salvación, ha sido además mi manera de aportar algo al mundo.
A lo largo de tu carrera la búsqueda ha sido una constante, has estado con los zapatistas, has experimentado con ritmos.
A nivel espiritual siempre voy buscando nuevos caminos. Hace no mucho, tres años tal vez, me caí de unas escaleras, fue una caída medio grave y empecé a escuchar audiolibros. Comencé con El libro tibetano de los muertos y me hizo mucho bien, sentía que mi cuerpo tenía la memoria del miedo que había pasado, pero al escuchar esa lectura encontré mucha paz. En las personas con quienes me rodeo siempre encuentro maestros que me aportan algo, soy muy receptiva.
La abuela Margarita entendía la muerte como un proceso de cambio, ¿tú cómo lo llevas?
Ella fue la persona que más me ha hablado de lo que llamamos muerte. Me transmitió que la energía se transforma, nunca se destruye, es una idea que me interesa, pero tampoco es algo que condicione mi vida porque mi trabajo está en el presente y tal vez proyectando un poco el futuro. Siempre les digo a mis hijos que, si me voy de repente y sin avisar, que estén tranquilo porque he hecho la vida que he querido y he disfrutado mucho. A través de los maestros he aprendido que la meditación es importante porque cuando nos vayamos al otro estado será mejor estar consciente de que abandonaremos el cuerpo.
¿Practicas el budismo o la meditación?
El budismo lo llevo a mi manera, no he hecho votos. No soy fiel a un dogma, pero en cuestión de religiones sí es con la que me siento más identificada. Practico la meditación desde hace bastante tiempo, la hago a primera hora del día para que no haya pretexto.
¿Qué se mantiene de aquel espíritu medio punk de tus primeros discos?
La esencia no se pierde, 27 años después sigo cantando los temas del primer disco de Amparanoia. Cambiamos la estética para reversionarlos con arreglos de viento y electrónica, el primero de enero lanzaremos un nuevo disco. Creo que mi mensaje en el escenario es similar al que teníamos al principio. Con mi disco Hipnosis colectiva, el más reciente hasta la fecha, me interesaba contribuir a que la gente se preguntara cómo aprovecha su tiempo, también me gusta mirar a lo que han sido las marchas de las mujeres, en especial las latinoamericanas.
¿Consideras que los movimientos feministas son los más disruptivos de los últimos años?
Así lo creo, en mi país tenemos un Ministerio de Igualdad progresista que piensa en las mujeres y las leyes alrededor de ellas. Se tocan temas que antes pasaban de largo, la parte conservadora está escandalizada y ha lanzado una campaña terrible contra la ministra. El feminismo va cambiando y las chicas tienen otra forma de verlo, pero al final el objetivo es el mismo de siempre: la igualdad, la erradicación de la violencia y de los abusos. En Granada, donde vivo, organizo un festival musical 100% Mujer y a las propias artistas les cuesta no traer a su técnico o al guitarrista de siempre, para algunos soy una fundamentalista, pero creo que es importante visibilizar que las mujeres seguimos ganando menos y que nuestra presencia en festivales es todavía inferior al diez por ciento.