Los costos del cambio climático en México –excluyendo los fenómenos meteorológicos extremos y la pérdida de biodiversidad– se prevé que alcancen hasta 30 por ciento del producto interno bruto (PIB) en 2100; en cambio hacer las inversiones previas de mitigación representan apenas 2.2 por ciento, reporta la Iniciativa Bonos Climáticos.
Advertencias de este tipo, sobre la factura de no arrancar ya proyectos de mitigación y adaptación al cambio climático a nivel mundial, han impulsado un mercado financiero que actualmente vale 3 billones 793.6 mil millones de dólares en bonos circulación –casi tres veces el tamaño de la economía mexicana–, de acuerdo con Environmental Finance Data.
Si bien las emisiones de bonos verdes, sociales y de sostenibilidad se ha ido reduciendo desde 2021 en que alcanzaron su máximo, la calificadora Standard & Poor’s prevé que en 2023 superen los 900 mil millones de dólares, incluso pueden llegar a un billón de dólares, lo que equivale a entre 14 y 16 por ciento de la deuda colocada en el año.
Environmental Finance Data reporta que en lo que va de 2023, a nivel global se han colocado bonos verdes, sociales o sostenibles por 853 mil 16 millones de dólares, lo que hasta ahora se encuentra 7.5 por ciento por debajo de los 922 mil 433 millones de dólares emitidos el año pasado. Al margen de esta desaceleración, el apremio de metas globales de desarrollo y reducción de emisiones ha cimentado un mercado que explotó 2 mil 102.5 por ciento en una década.
El pico se alcanzó en 2021, cuando la deuda verde, social y sostenible sumó emisiones por un billón 75 mil 833 millones de dólares, poco menos del valor de la economía mexicana. Si se toman en cuenta los bonos temáticos de este tipo lanzados en 2012, cuando apenas rebasaron los 38 mil millones de dólares, respecto a los 853 mil 16 millones que llevan en 2023, significa un crecimiento 2 mil 102.5 por ciento.
La emisión de bonos verdes, sociales, sostenibles y vinculados a la sostenibilidad ha aumentado este año, a pesar de los desafíos que plantean las altas tasas de interés globales, mientras la emisión de bonos tradicionales se está estancando, expuso Standard & Poor’s.
Sin embargo, en sus perspectivas, la calificadora hace una diferenciación. Prevé que “la emisión de bonos vinculados a la sostenibilidad –como los lanzados por el gobierno de México y que pueden usarse tanto en fines ambientales como sociales– disminuirá en 2023 a medida que persistan las dudas sobre la credibilidad de los objetivos, mientras los bonos verdes seguirán dominando el mercado”.
De acuerdo con la Iniciativa Bonos Climáticos, a finales de 2022 la deuda verde, social y sostenible acumulada originada en América Latina y el Caribe alcanzó 126.8 mil millones de dólares, un incremento de 160 por ciento respecto a los 48.6 mil millones de dólares de junio de 2021. Tan sólo en 2022, México emitió 13.9 mil millones de dólares en ese tipo de instrumentos.
De acuerdo con un informe de la iniciativa para América Latina y el Caribe, el mercado de bonos sostenibles de México ha experimentado un crecimiento interanual de 11 por ciento entre 2021 y 2022, lo que hace al país el principal emisor de este tipo de instrumentos en la región.
Hasta el cierre del año pasado el mercado de bonos sostenibles en el país sumó 17.8 mil millones de dólares, el de verdes se ciñe a 3.2 mil millones de dólares; los sociales poco más de 3 mil millones y los vinculados a la sostenibilidad 8.1 mil millones, con lo que el mercado total en México rebasa los 32 mil millones de dólares.