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PIB confirma su solidez

La economía mexicana confirmó su solidez, pues avanzó 1.1 por ciento en el tercer trimestre frente a abril-junio. El dato significa un mayor dinamismo de lo previsto, luego de que el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) ajustó 0.2 puntos porcentuales la estimación oportuna. 

En su variación anual, el Producto Interno Bruto (PIB) del país mantuvo un crecimiento de 3.3 por ciento, aunque a su interior se hizo un ligero ajuste en las actividades industriales y comercio y servicios. 

El avance de la economía mexicana en julio-septiembre frente al segundo trimestre del año, el cual suma ocho avances consecutivos, fue impulsado principalmente por las actividades primarias, las cuales mostraron un crecimiento de 2.6 por ciento, aunque previamente se estimó 3.2 por ciento. 

El otro motor de la economía durante el periodo de referencia fue la industria, la cual creció 1.3 por ciento, dato que tuvo un ajuste a la baja de 0.1 puntos porcentuales. 

El comercio y los servicios, que aportan la dos terceras partes del PIB, crecieron 0.9 por ciento y no 0.6 por ciento como se estimó previamente. 

El dato de avance trimestral fue mayor a 0.8 por ciento del segundo trimestre, el cual precedió al 1 por ciento de enero-marzo de este año. 

El crecimiento anual de la economía mexicana se mantuvo en 3.3 por ciento, pese a que el Inegi ajustó 0.2 puntos porcentuales a las actividades primarias, que engloban a la agricultura, ganadería y pesca, para ubicarlas en 5.5 por ciento. 

El comportamiento de la industria también observó una corrección, pues creció 4.4 por ciento y no 4.5 por ciento como se estimó previamente. 

Las actividades terciarias, es decir, comercio y servicios, avanzaron 2.6 por ciento, dato que fue ajustado 0.1 puntos porcentuales hacia arriba. 

La economía mexicana sumó un crecimiento de 3.4 por ciento en los primeros nueve meses del año. La cifra también observó una ligera corrección a la baja de 0.1 puntos porcentuales, pero aun así se mantuvo en línea con las estimaciones de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP). 

Por otro lado, en México, la concentración extrema de la riqueza ha disminuido desde 2018, reportó la Comisión para América Latina y el Caribe (Cepal). De 4.5 por ciento del producto interno bruto (PIB) que acapararon los milmillonarios ese año, esta proporción se ha ido reduciendo hasta 3.3 por ciento en 2021, lo que se explica porque el patrimonio de esa cúpula creció a un ritmo menor que la riqueza de la población general, reportó el organismo. 

Los datos de la organización revelan que la desigualdad en el país, medida por el índice de Gini, se redujo de 0.464 en 2019 a 0.441 en 2022, lo que implica una reducción acumulada de 5 por ciento en cuatros años. Sin embargo el decil de mayores recursos, hasta los datos más recientes, acapara 57.4 por ciento de los ingresos y 78.7 por ciento de la riqueza. 

En cuanto a la pobreza y pobreza extrema en el país, de 2021 a 2022 la primera cayó 4.4 por ciento para cerrar en 28.6 por ciento de la población, mientras la segunda lo hizo en 1.5 por ciento para cerrar en 6.2 por ciento, ambas por debajo de los niveles prepandemia, reportó la organización. 

La desigualdad en América Latina y el Caribe se redujo por debajo de los niveles previos a la pandemia en una mayoría de economías, pero no deja de ser muy elevada, reportó la Cepal. En un territorio con 182 millones de pobres, los 105 milmillonarios de la región concentraron el año pasado un patrimonio conjunto de 453 mil millones de dólares, equivalentes a alrededor de 4 por ciento del PIB. 

El índice de desigualdad en América Latina se redujo 1.1 por ciento promedio anual de 2019 a 2022. Sin embargo, 10 por ciento de la población más acaudalada percibe ingresos 21 veces mayores que el decil de menores recursos. Aún es más drástica la concentración del patrimonio: los 105 mil millonarios de la región tienen una riqueza promedio de 4 mil 300 millones de dólares, por encima de los 18 mil dólares del resto de la población, reportó el secretario ejecutivo de la Cepal, José Manuel Salazar-Xirinachs. 

Una concentración excesiva de la riqueza puede tener efectos negativos en el crecimiento económico y aumentar la desconfianza de la ciudadanía hacia las élites y las instituciones. Esos problemas se agravan cuando el origen o el aumento de la riqueza de los multimillonarios se explica por sus conexiones políticas o por sus vínculos con el aparato estatal, lo que puede llevar a cuestionar la legitimidad de su patrimonio y fomentar las tensiones sociales, enfatizó la Cepal en el Panorama Social de América Latina. 

En cuanto a pobreza en la región, ésta se redujo 1.2 puntos porcentuales respecto a 2019, al pasar de 30.2 a 29 por ciento, y la pobreza extrema apenas varió de 11.3 a 11.2 por ciento en el periodo comparable, explicó la organización. Como resultado hay 182 millones de pobres en América Latina y 70 millones de pobres extremos; con una sobrerrepresentación de mujeres, indígenas y jóvenes. 

En el informe, el organismo enfatizó que en América Latina 54 por ciento de los superricos incluidos en la lista de Forbes de 2021 obtuvieron su patrimonio parcial o totalmente por una sucesión o herencia. Datos que resaltan la necesidad de abordar la concentración de la riqueza y sus implicancias para el crecimiento, la movilidad y la estabilidad social en la región, enfatizó la Cepal. 

El mercado laboral y el financiamiento de políticas laborales en este sector son clave para romper en parte con estas brechas, expuso Salazar-Xirinachs. De los 292 millones de personas ocupadas, una de cada dos se encuentran en empleos informales; cerca de un quinto está en situación de pobreza, cuatro de cada 10 tienen ingresos inferiores al salario mínimo y la mitad no cotiza en los sistemas de pensiones. 

Incluso en 2022, poco más de una tercera parte de la fuerza laboral, 92 millones de personas en 14 países de la región, tenían un salario inferior al mínimo. Esto se debe a la prevalencia de informalidad, situación en la que se encuentra 49 por ciento de la población ocupada. En suma, más de 58 por ciento de los hogares en una muestra de 11 países tienen algún miembro en el empleo informal y 39 por ciento tenían ingresos laborales exclusivamente de ese sector. 

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