Cuando las uñas empiezan a romperse, presentan imperfecciones y tienen un aspecto muy parecido al de las ondas que el viento crea en la arena, significa que están débiles. «Las uñas nos están mandando mensajes que tenemos que descifrar.
Que estén blandas, con un tacto que no es uniforme y un color amarillento es señal de que no solo están notando el paso del tiempo y están envejeciendo, también está sonando la alarma para avisarnos de que no las estamos cuidado como debemos y necesitan nutrientes y vitaminas, pudiendo haberse debilitado por causas como el estrés, el abuso de manicuras semipermanentes o una mala alimentación», cuenta Ana Yuste, responsable de formación de Aromatherapy Associates.
Además, con la bajada de temperaturas propia del otoño y los daños que han sufrido las uñas durante el verano como consecuencia del sol, el cloro o el salitre, cuidar correctamente las uñas –no solo con los mejores esmaltes de uñas y las mejores herramientas sino también con tratamientos específicos– se convierte en una prioridad para fortalecerlas y tenerlas perfectas para el invierno.
Las manos (y en especial las uñas) están en constante exposición a gérmenes y bacterias, por lo que cumplir con una correcta rutina de higiene y cuidado es fundamental para fortalecer las uñas. Añadir que, cuando realizamos una manicura, normalmente se retira la cutícula y se lima el borde y la superficie de la uña, pudiendo generar pequeñas heridas o cortes en la piel creando un acceso para los gérmenes.
«Lavarse las manos con agua y con un jabón que sea hidratante antes de hacerse la manicura ayuda a reducir la cantidad de gérmenes y bacterias presentes en la superficie de la piel de las manos, reduciendo, de este modo, el riesgo de infusiones» afirma Marta Agustí, directora técnica y prescriptora de rutinas de Pure Niche Lab.
Mantén tus uñas cortas y utiliza esmaltes fortalecedores
Otra de las cuestiones que debemos tener en cuenta es la largura de las uñas. Cuando éstas están cortas, es más fácil prevenir las roturas. Las uñas largas son más propensas a doblarse, romperse e incluso astillarse, lo que puede empeorar de forma considerable su condición débil. Sin embargo, este no es el único beneficio de llevar las uñas cortas.
Cuando las cortamos se reduce significativamente la presión que se ejerce sobre la uña, haciendo que sea menos probable que se quiebren. Por otro lado, si hacemos uso de un esmalte fortalecedor o de un endurecedor de uñas, conseguiremos que se reduzca la fragilidad y se restaurará la flexibilidad natural de la uña, pues estos productos suelen contener queratina, calcio, proteínas y vitaminas.
En ocasiones pensamos que, con lavar e hidratar las manos es suficiente. Sin embargo, las cutículas son una de las zonas a las que menos atención prestamos y suelen pasar a un segundo plano. «En el momento en el que descuidamos las cutículas, estamos exponiendo la matriz ungueal –la parte responsable del crecimiento de las uñas– a posibles infecciones y daños», sentencia Raquel González, cosmetóloga y directora de formación de Perricone MD.
Por ello, deberíamos incluir en nuestra rutina aceites que ayuden a hidratar y nutrir las cutículas y mejoren la cicatrización de la piel y la barrera cutánea por las pequeñas heridas que se producen al retirar la cutícula durante el proceso de la manicura.