La psicóloga Dra. Estrella Flores-Carretero, experta en gestión pedagógica en educación, nos da algunas recomendaciones para evitar los malos tratos y las peleas, y hacer que nuestra vida familiar sea más sana y fructífera.
Estas son algunas de las costumbres que pueden estropear la convivencia:
No explotar el tiempo que pasamos juntos
«No importa la cantidad de tiempo que estamos en familia, sino la calidad de lo que hacemos en ese tiempo», explica la psicóloga Estrella Flores-Carretero. El trabajo y las ocupaciones nos quitan muchas horas del día para estar en familia. Es importante que ese tiempo sea el espacio para comunicarnos y disfrutar de la compañía, y no signifique meramente compartir actividades individuales que no fomenten la expresión de ideas. «Lo que hagamos en ese tiempo está relacionado con los hábitos de aprendizaje que la familia mecaniza como costumbres», sostiene la experta.
Límites poco claros
«Ocurre con frecuencia que la falta de tiempo para estar juntos conlleva la falta de límites por parte de las figuras parentales», señala Flores-Carretero. La psicóloga asegura que los límites poco claros a las conductas en el ámbito familiar perjudican el desarrollo de los niños y les traen problemas incluso fuera del hogar. «Los límites son muy importantes porque reflejan los valores más profundos que fortalecen el círculo familiar y que se extrapolan después a los distintos centros de socialización como son la escuela, amigos y trabajo», explica. «Los chicos responderán a límites que son verdaderamente importantes para los padres, por ello hay que establecerlos y respetarlos.»
Vivir en el desorden
La falta de reglas en el ámbito familiar contribuye al desorden y crea confusión y peleas. Cada familia debe establecer reglas básicas de convivencia, que se respetan tanto por grandes como por chicos, todos los días del año.
La psicóloga recomienda que las reglas tengan las siguientes características:
a) Posibles de cumplir y ajustadas a la realidad.
b) Todos deben saber lo que se espera de ellos.
c) Deben ser las mismas, independientemente del estado de ánimo, de la presencia de gente nueva o de las ocupaciones del momento.
d) Deben ser pocas y claras y de cumplimento obligado.
e) Sólo podrán negociarse si no afecta al funcionamiento familiar.
f) Dotar de estrategias y habilidades que la persona desarrolle a lo largo de la vida; como la habilidad de autocontrol, la autonomía en las decisiones responsables, y la capacidad de promover el apoyo y la seguridad.
No tener rutinas
«Puede sonar contradictorio, pero a los niños les va mejor cuando tienen reglas y rutinas a seguir. Esto les fomenta la autoestima y la seguridad de saber lo que deben hacer en cada momento», explica la experta. «Mediante la asignación de tareas en la distribución, uno está ayudando a todos los miembros de la familia a ser independientes y con recursos para realizar su vida en el hogar», señala. Por tanto, si no queres que las malas costumbres arruinen tu familia, establece límites, normas, rutinas y lo más importante: cumplilos. Flores-Carretero asegura que sólo así se establecerán vínculos sanos y la personalidad de los niños se desarrollará de forma saludable.