Israel bombardeó ayer la franja de Gaza, incluso en el sur, adonde pidió a los palestinos que se desplazaran desde el norte para evitar algún ataque de la incursión terrestre que planea lanzar, mientras el ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, llamó a su infantería a que se prepare para invadir, aunque no precisó cuándo.
Al menos 21 palestinos murieron y 79 han resultado heridos en un bombardeo israelí contra seis edificios residenciales en Jan Yunis, en el sur de la franja de Gaza, y otros ocho perecieron por un ataque a la iglesia ortodoxa griega de San Porfirio, la más antigua de la franja de Gaza y que sirve como refugio para los cientos de desplazados, se informó al cierre de la edición.
El ejército israelí ha atacado la franja ininterrumpidamente en estos 13 días como represalia por la ofensiva lanzada por Hamas en el sur de Israel. Incluso después de que ordenó a los palestinos que evacuaran el norte y fueran expulsados hacia el sur, continúan con el bombardeo sobre todo el territorio, lo que aumentó el temor entre los 2.3 millones de habitantes de que ningún lugar sea seguro luego de que barrios enteros han sido arrasados y no hay agua, comida ni electricidad.
Quien vea Gaza desde lejos ahora, la verá desde dentro. Se los prometo, dijo Gallant, al alentar a sus tropas desplegadas en la frontera con Gaza a estar listas para la anunciada incursión terrestre, aunque no precisó cuándo comenzará.
El ministro instó a los miles de soldados en la zona limítrofe a organizarse y estar listos para recibir una orden de entrada, y les expuso: Tengo la tarea de llevarnos a la victoria. Puede que tardemos una semana, un mes o dos en destruirlos, refiriéndose a Hamas y al asegurar que la batalla será larga y dura.
Los funcionarios israelíes insisten en que no tienen más remedio que lanzar un ataque masivo, cuyo nombre en código es operación Espadas de Hierro, informó el diario británico The Guardian. Seremos precisos y contundentes, y seguiremos adelante hasta cumplir nuestra misión, añadió Gallant.
Los tanques Merkeva están alineados en el desierto. Los helicópteros artillados Apache y Cobra que vuelan a baja altura levantan columnas de arena y polvo que se depositan en las torretas apuntadas directamente a la frontera. Las tropas también se ubican en un patrón de sesiones informativas y simulacros de combate, todo mientras esperan pacientemente esa orden primordial.
A casi dos semanas de la escalada en Medio Oriente, la declaración de Israel de que la guerra se llevará a Gaza por tierra, aire y mar sigue siendo sólo eso. La pregunta que se hacían en privado soldados y oficiales: Si no es ahora, ¿cuándo?
Poco después de los dichos de Gallant, el primer ministro, Benjamin Netanyahu, publicó un video en el que aparece con las tropas cerca de la frontera prometiendo la victoria. Vamos a ganar con todas nuestras fuerzas (…) Toda la población de Israel está tras ustedes y daremos un duro golpe a nuestros enemigos para conseguir nuestra victoria, externó.
En una reunión con su par británico, Rishi Sunak, Netanyahu manifestó: Esta es nuestra hora más oscura. Sunak arribó a Israel para pedir el fin de la escalada bélica, aunque también mostró su total apoyo al premier israelí en su ofensiva.
El saldo de esta guerra siguió en aumento. Al menos 3 mil 785 palestinos han muerto, entre ellos mil 524 niños y un millar de mujeres, además de que otros 12 mil 493 resultaron heridos, según el ministerio de Salud. También han fallecido al menos 16 periodistas, reportó el sindicato del gremio en Gaza. Del lado israelí, más de mil 400 personas han perecido, la mayoría civiles asesinados durante la incursión de Hamas del pasado día 7, y unas 200 personas fueron secuestradas.
En el decimotercer día de golpeteo a la castigada Gaza, los abrumados hospitales trataban de conseguir suministros médicos y combustible para sus generadores, mientras las autoridades trabajaban en la logística para la entrega de ayuda desde Egipto. Los médicos cosían heridas a la luz de los teléfonos móviles en los oscuros pabellones de Gaza y otros utilizaban vinagre para tratar heridas infectadas.
El hospital Nasser, el segundo más grande de Gaza, instalado en la ciudad sureña de Jan Yunis, apagó las luces en la mayor parte de las instalaciones para conservar energía, en medio de la escasez de combustible, con la finalidad de reservarla para cuidados intensivos y otras funciones vitales, y los miembros del personal utilizaban teléfonos móviles para alumbrarse.
Al menos 80 civiles heridos y 12 cadáveres fueron llevados a este nosocomio por la mañana después de que testigos dieron a conocer que un ataque alcanzó un edificio residencial en esa ciudad. Los médicos no tuvieron más remedio que dejar morir a dos de los recién llegados porque no tenían respiradores artificiales, lamentó Mohammed Qandeel, director del centro de salud.
No podemos salvar más vidas si esto sigue sucediendo, lo que significa que más niños… más mujeres morirán, afirmó.
El Ministerio de Salud gazatí suplicó a las gasolineras que dieran a los hospitales el combustible que les quedaba. La agencia de Naciones Unidas para los refugiados palestinos (UNRWA, por sus siglas en inglés) entregó a los nosocomios parte de las pocas reservas que le quedaban, de acuerdo con su vocera, Juliette Touma.
La donación de la agencia al hospital Shifa, de la ciudad de Gaza, el más grande del territorio, nos mantendrá en marcha unas cuantas horas más, detalló el director del hospital, Mohammed Abu Selmia.
El hospital Al Ahli aún lidiaba con las secuelas de la explosión del martes pasado, de cuyo bombardeo se culpan mutuamente Hamas e Israel.
Durante esta jornada, militantes palestinos dispararon cohetes contra Israel desde Gaza y Líbano, y las tensiones se recrudecieron en Cisjordania, donde ocho palestinos murieron en enfrentamientos con las fuerzas israelíes en el campo de refugiados de Nur Shams, en la ciudad de Tulkarm, destacó la Media Luna Roja Palestina.