La inflación general de México sigue disminuyendo hasta alcanzar niveles no vistos desde febrero de 2021; sin embargo, el panorama inflacionario del país es complejo y con importantes factores que pueden impulsar al alza, advirtió la junta de gobierno del Banco de México (BdeM).
“Si bien se ha avanzado en el proceso desinflacionario, el panorama continúa siendo muy complejo…El panorama inflacionario será complicado e incierto a lo largo de todo el horizonte de pronóstico, con riesgos al alza”, se puede leer en las minutas publicadas este jueves de la última reunión de política monetaria del banco central.
En dicha reunión celebrada hace un par de semanas los integrantes de la junta de gobierno decidieron por unanimidad mantener la tasa de referencia en 11.25 por ciento.
Uno de los miembros señaló (las minutas no identifican con nombre al autor de las palabras) que las acciones de política monetaria implementadas, junto con la disipación de los choques, permitieron que el proceso de desinflación iniciara y que haya avanzado en los últimos meses, no obstante, la disminución se está haciendo desde niveles elevados y bajo un entorno en el que prevalecen riesgos al alza.
Otro miembro opinó que el panorama para la inflación se ha tornado más complejo para la conducción de la política monetaria, tanto por un entorno externo más adverso como por factores de carácter idiosincrásico. En este contexto, estimó que es indispensable preservar el nivel de restricción monetaria alcanzado en tanto se cuente con más información y análisis para evaluar la necesidad de implementar ajustes adicionales en la postura monetaria.
Entre los riesgos al alza para la inflación, todos subrayaron la persistencia del componente subyacente (aquella que no toma en cuenta productos volátiles) en niveles elevados.
Algunos miembros de la junta de gobierno resaltaron el riesgo de depreciaciones del tipo de cambio ante eventos de volatilidad financiera internacional. En tanto, uno puntualizó que no pueden descartarse periodos de volatilidad cambiaria más severos a los observados recientemente, con afectaciones de mayor magnitud y más duraderas sobre el tipo de cambio, lo que podría incidir especialmente sobre los precios de las mercancías.
Otro argumentó que no solo factores externos, sino también internos podrían presionar a la moneda nacional; mientras que algunos opinaron que la ampliación del déficit fiscal propuesto para 2024 podría representar presiones inflacionarias adicionales. Otros tantos añadieron como riesgo al alza para la inflación la posibilidad de mayores presiones de costos.
La mayoría de los miembros consideraron que las provenientes del mercado laboral podrían agravarse por la política salarial. Uno resaltó además que la inseguridad podría también afectar indirectamente a los costos de las empresas; mientras que algunos apuntaron el riesgo de que la resiliencia de la economía genere una reducción de la inflación más gradual de lo previsto.