El plan de flujo de efectivo operativo de toda empresa debe contemplar el acceso a una o varias fuentes de financiamiento para recurrir a ellas cuando sea necesario. Esta es una actitud proactiva, contraria a buscar préstamos en situaciones de urgencia y sin oportunidad de evaluar cada opción a detalle.
La perspectiva adecuada para contratar un financiamiento es tener dinero para ponerlo a trabajar y generar más dinero, una cantidad superior al monto del financiamiento mismo. Muchos empresarios solicitan créditos porque les urge pagar deudas, pero esto es como “abrir un agujero para tapar otro”, como decimos en México. Tal vez resuelvan la situación inmediata, pero la deuda se hace cada vez mayor y es un camino directo hacia la insolvencia.
Obtener financiamiento es un acto de compromiso, así que el empresario necesita definir con precisión el destino que dará a ese dinero para hacerlo rendir tanto como sea posible, generar utilidades y, desde luego, tener suficiente capacidad de repago.
Los usos más inteligentes para un financiamiento son:
Capital de trabajo: sirve para resolver las brechas de liquidez; es decir, esos periodos cuando hay que hacer pagos pero la empresa no cuenta con efectivo. Las brechas de liquidez ocurren por las ventas a crédito, que pueden dejar a la compañía sin efectivo para pagar a proveedores, colaboradores, acreedores, etcétera. En un mundo perfecto, todas las ventas serían de contado pero, por desgracia, el mundo de los negocios no funciona así y todo empresario que aspira a la permanencia y el éxito debe estar preparado para afrontar la falta de liquidez.
Si el plan de flujo de efectivo operativo de la empresa está bien elaborado, debe permitir prever esas brechas de liquidez y tomar las medidas pertinentes para mantener la continuidad de la operación, mientras se cumplen las fechas de pago de las ventas a crédito. Es entonces cuando la administración puede recurrir a su fuente de financiamiento. Con una planeación óptima, esa deuda debe cubrirse de manera programada una vez que se cobran las facturas a plazo.
Activo fijo: si la empresa necesita adquirir materiales, mobiliario, equipo, bienes muebles o inmuebles o cualquier otro objeto que se convierta en su propiedad, puede recurrir al financiamiento. Es responsabilidad del área contable calcular cómo se amortizarán estos gastos y cómo se planeará el pago del financiamiento, dado que el activo fijo quizá incremente el valor comercial de la empresa pero no generará dinero por sí mismo.
De hecho, el activo fijo tiende a depreciarse; en otras palabras, pierde su valor por deterioro físico, uso, paso del tiempo, obsolescencia y otros motivos. Los vehículos, por ejemplo, valen menos dinero desde el instante en que la agencia automotriz los entrega. Por su parte, los bienes inmuebles pueden incrementar su valor a futuro, de acuerdo con las condiciones del mercado; no obstante, requieren mantenimiento y eso también tiene un costo.
Optimización de procesos: digitalización, actualización de equipos y sistemas, adaptación o remodelación de instalaciones y cualquier implementación que perfeccione el proceso productivo o la prestación de bienes o servicios de la empresa entra en este rubro, siempre que esta inversión represente más ingresos a corto, mediano o largo plazo.
Proyectos especiales: inaugurar una sucursal, ampliar la zona geográfica de comercialización, diversificar la actividad empresarial e incursionar en nuevos mercados o negocios son ejemplos de proyectos especiales y, con una planeación adecuada, son razones inteligentes para el uso de un financiamiento. Esta planeación debe incluir una proyección de los rendimientos que generará ese proyecto especial y cómo se devolverá el capital inicial a la entidad financiera, con los intereses correspondientes.
En cualquiera de estos casos, es importante considerar el costo de ese crédito dentro del plan de uso de efectivo de la empresa. La situación ideal es que la inversión de ese dinero genere ganancias suficientes para que el financiamiento “se pague solo”. Tanto si este objetivo se logra como si no, la empresa y sus representantes legales deben cumplir los compromisos adquiridos con la entidad financiera para evitar problemas legales y conservar un buen historial crediticio, requisito esencial para acceder a financiamientos futuros. El diseño del plan de uso de efectivo también debe evitar que el pago de esa deuda ocasione la descapitalización de la empresa, con todas sus consecuencias.
Por otra parte, gastar el capital del financiamiento en cualquier otro propósito que no se clasifique dentro de los cuatro criterios anteriores no es una decisión inteligente, por los siguientes motivos:
Solo ocasionará una deuda difícil de pagar o, en el peor escenario, impagable; como consecuencia, el historial crediticio de la empresa y sus representantes legales resultará perjudicado y, por ende, será más complicado o imposible acceder a posteriores financiamientos.
No generará beneficio alguno para la empresa. No cumplirá su objetivo primordial de producir más dinero.
Las fuentes de financiamiento son las instituciones bancarias y algunas dependencias gubernamentales orientadas al fomento de la actividad empresarial. Sin embargo, también existen entidades no tradicionales que facilitan capital a sus clientes, como las Fintech. La elección del proveedor de liquidez debe ser un proceso consciente, analítico y minucioso para tomar decisiones informadas.
Como conclusión, vale la pena insistir en la importancia de la planeación del flujo de efectivo operativo de la empresa y de tramitar con tiempo el acceso a múltiples fuentes de fondeo.