En lo que va del año, cinco mil 200 mexicanos cayeron en indigencia alrededor del mundo, es decir, que se quedaron sin recursos económicos mínimos para vivir. La cifra es la más alta registrada desde 2013; desde entonces, ya son casi 45 mil los connacionales en esa condición atendidos por los consulados mexicanos, de acuerdo con cifras de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE).
Alfredo es uno de estos casos. En el año 2017 viajó desde Michoacán a Nueva York, pero nunca estuvo en sus planes pagar a un pollero o arriesgar la vida cruzando de manera ilegal, por lo que ahorró un tiempo con la intención de viajar a ese país como turista y después quedarse a vivir. La Gran Manzana, afirmó en entrevista con El Sol de México, resultaba el lugar ideal por lo que había visto en las películas.
“Llegué en 2017 y al principio me fue bien, conseguí empleo, primero en una oficina y después en un establecimiento de comida rápida; ahí fui gerente y me pagaban bien, pero todo cambió a finales de 2020 porque el restaurante cerró por la pandemia y desde entonces encontrar otro trabajo se volvió simplemente imposible”, dijo.
Antes de regresar a México en enero pasado, Alfredo vivió casi un año en uno de los más de 20 albergues para gente sin hogar que el gobierno de Nueva York tuvo que habilitar el año pasado para atender a los tres mil 439 personas sin hogar que, de acuerdo con el censo 2022, había en la Ciudad de los Rascacielos.
“Me quedé sin casa, pues lo poco que ahorré se terminó y llegó el momento en que ya no tenía ni para comer. Incluso llegué a dormir en parques, pero por los contagios impedían a la gente quedarse ahí. Pienso que el error a lo mejor estuvo en escoger una ciudad muy cara. Ya mejor regresé a mi país, la verdad es que jamás pensé terminar así, las cosas no salieron como esperaba”, agregó.
Cuatro de cada 10 connacionales que el año pasado decidieron dejar el país para buscar mejor nivel de vida en otro lado, lo hicieron sin contar con un empleo o un lugar al cual llegar en el país al que escogieron para migrar, según cifras del Instituto de los Mexicanos en el Exterior (IME), dependiente de la cancillería.
A mucha gente, sobre todo a los jóvenes, explicó Javier Urbano, experto en temas sobre migración, les entusiasma la aventura y literal se van con una mochila al hombro, sin un trabajo ni un lugar a donde llegar. Los que emigran por necesidad salen igual, con una mochila y unos cuantos pesos en la bolsa.
En el mejor de los casos –agregó el experto– consiguen trabajo, que regularmente es mal remunerado, y se juntan con otras personas para rentar una vivienda, que casi siempre está en zonas marginadas porque son las más baratas.
El problema llega cuando pierden el empleo y tardan en conseguir otro, pues pueden pasar meses y sin dinero no queda más que dejar la vivienda, dormir y comer lo que se pueda.
Lo que no puede hacer, según advierte la SRE en su página en internet, es gestionar la regularización migratoria, obtener un empleo para el connacional ni responsabilizarse por el pago del costo de medicinas o servicios hospitalarios de un ciudadano mexicano.
Para acceder al apoyo diplomático que ofrecen los consulados se debe comprobar ser mexicano y estar en una situación de indigencia.